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letraspinceladas

Yo amo a mi (novio) profesor.

Sólo tuve 4 profesores a lo largo de mi vida escolar (la U no cuenta, puros viejos, aunque sí hubo uno semi calvo, semi canoso y bastante atractivo...), y uno de ellos, el "maestro" de Literatura, quien arribó al colegio estando justo en mi último año, me movió un poco el piso. No era tan guapo, pero era relativamente joven y sin duda, LA novedad en un Liceo de niñas. A mí, aficionada a las letras, me sedujo fundamentalmente por el contenido de sus clases. No me caía bien su actitud de pop star, siempre rodeado de niñas babosas, ja, ja... no, yo sólo lo escuchaba con atención en clases (donde además tenía la suerte de estar en primera fila, justo frente a la mesa del profe), hacía preguntas si algo me interesaba y me esmeraba al máximo en los trabajos que pedía... incluso una vez presenté un trabajo sin que él lo pidiera, con cierto afán de lucimiento -debo reconocerlo- comentando las obras de teatro que había visto en el año, y se lo regalé; fue bueno que lo hiciera, pues subió mi promedio final. ¡Ah! y el hecho que integrara el comité del Anuario fue un incentivo poderoso para sumarme a ese proyecto, una hora más de verlo aparte de las clases...

Han pasado 10 años, está casado, con una hija, algo más gordito y barbón, con sus lentes "poto de botella" habituales, su beatle oscuro y chaqueta a juego (lo ví en una foto reciente, ya que por esas cosas de la vida fue también profesor de Literatura de una prima que salió este año del Liceo) y con un séquito creciente de admiradoras, lo que quiere decir que no ha perdido su encanto. Guardo entre mis papeles y recuerdos una dedicatoria suya: "¡Hasta siempre, linda Nadia!".

Es un fenómeno usual, las adolescentes idealizan en el profe buena onda y/o tierno al padre o al amigo que desearían tener; si a eso sumamos el componente "belleza", uf, la mezcla es explosiva: sencillamente se enamoran. Basta con que sea "un poco" buenmozo; ahora, si el gallo parece modelo, más vale que se dedique a otra cosa o se ponga un repelente, porque las chicas caerán rendidas a sus pies (es que las niñas de hoy en día... ayayayy...).

Mi novio es un chico buenmozo, a quien hace 2 años se le ocurrió estudiar pedagogía. Su primer trabajo como tal lo realizó este año en un Liceo Técnico Femenino. "Ah, se viene pesada la cosa", fue lo primero que pensé; debo decir que confío plenamente en O., ¡es en las niñas que no confiaba!; además, seamos francos, hay unas chiquillas que parecen mujeres hechas y derechas (el pollo con hormonas ha causado estragos en la juventud). En el curso del año empecé a notar cómo la casa de O. comenzaba a poblarse de regalitos: peluches, lápices, tarjetas, cartas... duplicados en volumen para el día del profesor y para su cumpleaños.

¿Será mi castigo por haberme enamorado de mi profe de Literatura?

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